domingo, 23 de octubre de 2011

LOS SIETE SABERES NECESARIOS PARA LA EDUCACIÓN DEL FUTURO, EDGAR MORIN.

La educación actual tiene grandes obstáculos para avanzar.Y por eso nuestros esfuerzos por una mejor educación no prosperan. Es por eso que la educación del futuro debe considerar saberes que son ignorados en la educación actual.

Todo el texto se inscribe en la visión de Morin acerca del "pensamiento complejo". Los dos primeros capítulos o saberes se refieren al propio conocimiento. El primero se llama "las cegueras del conocimiento: el error y la ilusión y el segundo "los principios de un conocimiento pertinente". Por una parte entiende que el conocimiento es una herramienta básica "para hacer frente a riesgos pertinentes de error e ilusión que no dejan de parasitar la mente humana". Y por otra la necesidad de promover un tipo de conocimiento "capaz de abordar los problemas globales y fundamentales de modo  que puedan inscribirse en conocimientos parciales y locales".

En el primer saber debemos considerar que el conocimiento es una interpretación limitada de nuestros sentidos: la vista, el oído, el tacto, el olfato. La realidad y su conocimiento sufren una reconstrucción continua a medida que nuestras ideas evolucionan. Hay veces que las ideas pueden convertirse en "dioses de una religión" y nos cerramos a su interpretación a la luz de nuevas ideas. Y así como no hay seres humanos falsos o verdaderos, tampoco hay ideas verdaderas o falsas. Cargamos ideas que creemos que son inmutables, pero no lo son. Como conclusión, debemos abrirnos a nuevas ideas, en conjunto, y no aferrarnos a creer ciegamente en las ideas aceptadas o antiguas.

El segundo saber nos dice que fragmentamos nuestro conocimiento en áreas específicas, pero no tenemos la visión del todo. Es necesario tener en cuenta el contexto de los conocimientos para que tengan sentido. El ser humano es complejo y multidimensional porque es a la vez biológico, psíquico, social, afectivo y racional; y el conocimiento para que sea pertinente debe reconocerlo. Es también necesario enfrentar la complejidad, es decir, cuando son inseparables los componentes de un todo. También dice que el aprendizaje por disciplinas impide ver lo global y lo esencial y diluye la responsabilidad individual en la resolución de problemas. En conclusión, debemos desarrollar la inteligencia general para resolver problemas usando el conocimiento de una manera multidimensional, tomando en cuenta la complejidad y el contexto con una percepción global.




El tercer capítulo o saber es "enseñar la condición humana", conocer lo humano. "Es importante que reconozcamos nuestro doble arraigo en el cosmos físico y en la esfera viviente, a la vez que nuestro desarraigo típicamente humano. Estamos simultáneamente dentro y fuera de la naturaleza". En este saber nos olvidamos que cada individuo posee una identidad que debe ser respetada. Nuestra identidad individual, asociada a nuestra identidad como especie y la identidad social conforman un trinomio propio de la realidad humana. La animalidad y la humanidad constituyen nuestra humana condición y por eso es necesario entender el fenómeno de la hominización. Existe una unidad humana y una diversidad humana al mismo tiempo. Por un lado la unidad de los rasgos biológicos del Homo Sapiens, y por el otro una diversidad psicológica, cultural, social. Comprender lo humano significa entender su unidad en la diversidad y su diversidad en la unidad. Somos individuos, especie y sociedad al mismo tiempo. Como conclusión debemos entender que el destino de los seres humanos tiene la faceta del destino de la especie humana, del destino individual y el social entrelazada e inseparable y que tenemos un destino y una condición común como ciudadanos de la tierra.



El cuarto saber es "enseñar la identidad terrenal". "El destino ahora de carácter planetario del género humano es otra realidad fundamental ignorada por la educación". El destino planetario de los seres humanos es una realidad clave, hasta ahora ignorada por la educación. Las sociedades viven aisladas olvidando que habitan en la misma "residencia terrenal". Sin darnos cuenta destruimos nuestro planeta y a nosotros mismos porque no entendemos la condición humana ni tenemos una conciencia de interdependencia que nos ligue a nuestra Tierra y considerarla como primera y última Patria. La indiferencia hacia nuestro pequeño mundo se está agravando con el paso de los años. En conclusión, debemos enseñar sobre la grave crisis planetaria que marcó el siglo XX mostrando que todos los seres humanos , de ahora en adelante, poseemos los mismos problemas de vida y de muerte, y que compartimos un destino común.


El quinto de los saberes es "afrontar las incertidumbres". Las ciencias nos han dado muchas certezas, pero también nos han revelado incertidumbre. La incertidumbre histórica, lo inesperado y la inestabilidad es irremediable en la historia humana. Hay que aprender a enfrentar la incertidumbre cerebro-mental, lógica, racional y psicológica. Nuestra sinceridad no garantiza certidumbre; existen límites para el conocimiento. Es necesario aprender a navegar en un océano de incertidumbre a través de archipiélagos de certeza. Tenemos que saber confiar en lo inesperado y trabajar para lo improbable. Las acciones sólo son predecibles a corto plazo. La ecología de la acción es una apuesta que reconoce riesgos y la estrategia permite modificar o anular cada acción emprendida. La incertidumbre es parte de la vida y debemos aprender que el conocimiento no es más que nuestra idea de la realidad. Concluyendo, se debe desarrollar un pensamiento que reconozca y enfrente la incertidumbre de nuestro tiempo y enseñar principios de estrategia que nos permitan afrontar los riesgos y modificar su desarrollo en virtud de las informaciones en el camino.


El sexto de los saberes es "enseñar a comprender". La explicación de la comprensión la organiza en dos grandes apartados: la comprensión intelectual u objetiva que conlleva la explicación; y la comprensión humana que, además, implica un conocimiento sujeto a sujeto. Luego plantea los temas del egocentrismo, el etnocentrismo y el sociocentrismo, que conducen a una reducción del conocimiento de lo complejo que entiende es el modo de pensar dominante no sólo en los estudios de física , sino también en ética. El planeta necesita comprensiones mutuas en todos los sentidos para salir de nuestro estado bárbaro. El estudio de la incomprensión desde sus raíces es una apuesta para la educación por la paz. La ética de la compresión es el arte de vivir que nos hace comprender de manera desinteresada, no espera reciprocidad. La comunicación sin comprensión se reduce a palabras. La verdadera mundialización llegará cuando seamos capaces de comprendernos. En conclusión, la educación del futuro debe enfocar sus baterías a un cambio de pensamiento encauzado a enseñar a comprender, a tolerar.


El último saber es "la ética del género humano". Este saber resume, de alguna manera, todos los anteriores. Plantea los valores del nuevo milenio que concreta en dos grandes finalidades ético-políticas: la democracia como sistema de control mutuo entre sociedad e individuo, y el entendimiento de la humanidad como planetaria. La democracia y la política deben estar encaminadas a la solidaridad y la igualdad. La ética no se enseña con lecciones de moral; es la conciencia de que el humano es individuo y al mismo tiempo es parte de una sociedad y una especie: una triple realidad. La especialización del conocimiento mutila la posibilidad de una mirada global y pertinente y produce regresión democrática. Sólo los expertos deciden la aplicación del conocimiento. La humanidad es un concepto ético: es lo que debe ser realizado por todos y cada uno. La comunidad de destino terrestre nos impone la solidaridad. Como conclusión, la educación debe contribuir a una toma de conciencia de nuestra Tierra-Patria y también a que esta conciencia se traduzca en la voluntad de realizar la ciudadanía terrenal.




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